Mañanas

No hay nada como levantarse con un poco de tiempo para desayunar tranquilamente, arreglarse y salir para el trabajo no diré con ganas, porque mentiría, pero bueno al menos convertida en persona.
Ultimamente por las mañanas era todo prisas, desayunaba de mala manera, salía pitando de casa, tenía que volver a subir porque siempre me dejaba algo, en fin un caos. Y anoche se me ocurrió que si elimino el café que me tomo en el bar de abajo justo antes de entrar a trabajar ganaría un cuarto de hora sin tener que madrugar más. Porque al fin y al cabo, el café está malísimo no es nada del otro mundo y la compañía de señores trajeados tomando carajillos y hablando de fútbol y similares no es muy atrayente de todas maneras.