Aterrizando

Ya estoy aquí de nuevo...llegué ayer por la tarde tras unas 30 horas de viaje y escalas en por lo menos tres países diferentes. Todavía no tengo fotos que enseñaros pero tiempo al tiempo, lo que si tengo son miles de sensaciones difíciles de transmitir. En este viaje he visto ballenas, canguros, pelícanos, pingüinos, monos, albatros, delfines y mucho más; he viajado en avión (creo que dejamos de contar cuando íbamos por el onceavo aeropuerto), en catamarán, en barcaza, en autocaravana, en autobús y en limusina; me he bañado en la gran barrera de coral con cientos de peces; he visto paisajes alucinantes que me han dejado literalmente sin habla; he perdido la cámara de fotos en un país y la he recuperado en otro; he rellenado visas de entrada y salida; nos han sellado, por fin, el pasaporte; me he enamorado de la comida thai; he visto miles y miles de ovejas y comprado menos lana que nunca, unas míseras tres madejas; el sambo ha hecho miles de fotos, yo en este viaje me he dedicado más a intentar asimilar lo que iba viendo que ya era bastante; he estado en el Opera House de Sidney....y mucho más que se me escapa ahora. Una de las cosas que más nos ha llegado ha sido la gente: amable, sencilla, abierta que nos ha hecho siempre estar como en nuestra casa y nos ha ayudado en todas las ocasiones...de verdad que faltan palabras para describirlo. Así que físicamente estoy ya en mi casa, mentalmente creo que tardaré en volver.
Y ahora la vuelta a la realidad, llenar la nevera, descubrir muy a mi pesar que tanto la casa como el horno carecen de pirólisis (la esperanza es lo último que se pierde...dicen), que tengo una avería en el aseo y una montaña de ropa que meter en la lavadora...en fin, menudencias de nada que tienen solución.
Aunque ahora mismo lo que tengo de verdad es un mono tremendo de tejer, no he tejido ni un solo punto en tres semanas porque no he tenido ni un momento...creo que esta tarde me voy a dar un atracón ;)